Mano a Mano: Entrevista con Enrique Rojas por Francisco Alcaide | Executive Excellence

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Mano a Mano: Entrevista con Enrique Rojas por Francisco Alcaide | Executive Excellence

Fuente: Executive Excellence

Entrevista publicada en Executive Excellence nº44 sep07

Enrique Rojas: un consejero de almas

Enrique Rojas (Granada, 1949), es una personalidad de referencia en el mundo psiquiatría y fuera de él. Catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid y Director del Instituto Español de Investigación de Psiquiatría, es Premio Extraordinario del Doctorado en Medicina y también Premio Conde de Cartagena de la Real Academia de Medicina de Madrid.

El Dr. Rojas podría ser catalogado como un “perforador de superficies”. Su misión es bucear en las almas. Descubrir qué se esconde en los rincones más íntimos de la personalidad para poder dar una solución oportuna a los problemas de la psique. No es un psiquiatra alejado de la realidad sino de los que se remanga. En alguna ocasión ha dicho:

“Soy un obrero de la construcción de la psiquiatría, no un arquitecto que lo mira todo desde arriba. Yo bajo a los sótanos de la personalidad. Quiero saberlo todo de mi paciente aunque resumido”

El reto no es sencillo y cada vez menos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión –la enfermedad del siglo XXI– es ya la cuarta causa de muerte en el mundo y se calcula que en el año 2020 ocupará el segundo lugar, por detrás tan sólo de la enfermedad coronaria. En España, entre 5 y 6 millones de personas sufren sus efectos.

Más datos. Según las previsiones del Bureau of Health Professions de Estados Unidos en el plazo entre 1995 a 2020 la consulta a psiquiatría infantil aumentará un 20%. Las estimaciones a más largo plazo son aún más desoladoras.

La enfermedad de la tristeza –como es conocida– se manifiesta cuando la melancolía empieza a hacer mella en el individuo y le impide funcionar en su vida diaria. Puede ser “endógena” (o hereditaria) o “exógena” (fruto de algún acontecimiento desagradable en nuestras vidas) y sus efectos son devastadores: “Quien no ha tenido una depresión no sabe realmente lo que es la tristeza en profundidad”.

Ante la depresión las alternativas son tres: primera, no hacer nada y seguir amargado toda la vida; segunda, poner punto final vía suicidio; y tercera, acudir a un especialista –única solución viable– que reconduzca la situación. Enrique Rojas es uno de los más reconocidos de nuestro país.

A pesar de que la enfermedad no es nueva –tiene siglos de existencia– hoy se la conoce más y se la trata mejor. El 90% de las depresiones se curan. Psicoterapia (estrategias orientadas a corregir los puntos flacos de la personalidad: inseguridad, escasa autoestima, débil estado de ánimo…), farmacoterapia (antidepresivos que disminuyen la ansiedad e incrementan el estado de ánimo), socioterapia (recursos que facilitan el contacto interpersonal) y biblioterapia son algunos de los tratamientos para combatir la depresión. También, gracias al desarrollo tecnológico hoy día existen diversos instrumentos que permiten combatir esta enfermedad como el estimulador magnético transcraneal que corrige las depresiones que no responden a los fármacos.

Pero mucho mejor que “curar” es “prevenir”. Por eso, entre las claves vitales del Dr. Rojas está el saber concatenar con madurez e inteligencia pasado, presente y futuro. Primero, hay que reconciliarse con el pasado, “superar, digerir e ir cerrando las heridas de atrás. Hay gente que no sabe perdonarse”. Segundo, hay que saborear el presente y “querer mucho lo que se tiene”; y es que como decía Shakespere: “sufrimos demasiado por lo poco que nos falta, y gozamos poco de lo mucho que tenemos”. Y tercero, hay que vivir empapados de futuro. Los retos tiran de nosotros hacia delante y nos mantienen despiertos y coleando.

Otro de los “secretos” de la existencia que el Dr. Rojas siempre ha destacado es la importancia de evitar la dispersión. Pocos objetivos (realistas) y a por ellos. Séneca está en el centro de su discurso. En “De la brevedad de la vida”, el cordobés escribe: “En ninguna parte está quien está en todas partes; a los que pasan la vida de aquí para allá les ocurre que tienen muchos albergues y ninguna morada”.

La labor escritora del Dr. Rojas es prolífica y exitosa. “Una teoría de la felicidad” lleva 30 ediciones; “La ansiedad”, 17; “Remedios para el desamor”, 22; y así el resto. Sus escritos acumulan sabiduría intelectual pero también rebosan finura estética. Cuida el fondo y también la forma; el contenido y también el continente; el qué y también el cómo. En sus obras se alternan los textos científicos y los humanistas. Su última publicación es “Adiós, Depresión: En busca de la felicidad razonable” (Temas de Hoy), que lleva más de 100.000 ejemplares vendidos desde noviembre con 30 semanas en la lista de libros más vendidos.

En su faceta más personal está casado desde hace un cuarto de siglo con Isabel Estapé y es padre de cuatro hijas. Habla  inglés, francés e italiano. Su pasión, la pintura.

Nos recibe en su despacho donde junto a una amplia biblioteca repleta de libros las paredes aparecen decoradas con cuadros de su cosecha propia.

Francisco Alcaide: El economista y fundador del LSE Centre for Economic Performance, Richard Layard, autor del libro “La felicidad” (Taurus), decía: “Se da una paradoja en el corazón de nuestra civilización. Aunque la población es más rica, las gentes no son más felices. A lo largo de los últimos 50 años hemos logrado mejores casas, mejores vestidos, vacaciones más largas y, sobre todo, mejor salud. Sin embargo, las encuestas demuestran claramente que la felicidad no ha aumentado en EE.UU., Japón, Europa continental o Gran Bretaña. Este hecho devastador debería provocar un replanteamiento a fondo de las políticas gubernamentales y sobre cómo conducimos nuestras vidas”. ¿Cuál es su opinión?

ENRIQUE ROJAS: La felicidad ha quedado reducida para muchos a tres cosas: bienestar, nivel de vida y economía. Hay mucha gente con mucho dinero que es muy desgraciada. Para mí la felicidad consiste en hacer algo que merezca la pena con la propia vida de acuerdo con las posibilidades de uno, donde los tres argumentos de la existencia –amor, trabajo y cultura– estén repletos de sentido.

F. A.: La depresión –un tema del que ha escrito mucho– ya ha sido catalogada como la “enfermedad del siglo XXI”. Vd. ha manifestado que “el psiquiatra se ha convertido en medio mundo en el médico de cabecera”. ¿Cuáles son los factores explicativos de esta tendencia?

E. R.: La depresión ha existido siempre. La historia de la depresión es la historia de la tristeza y de la melancolía. El problema es que la sociedad actual es cada vez más competitiva, más agresiva, mejor desde el punto de vista técnico y al mismo tiempo bastante deshumanizada. Esto provoca que los sentimientos que el ser humano alberga en su interior sean de melancolía, apatía, decaimiento, falta de ilusión, desgana…. En este momento, en el país más culto de Europa, Francia, el índice de suicidios entre la gente joven es muy alto. Hay gente muy perdida que no encuentra sentido a la vida. En parte es lógico, porque la sociedad se ha vuelto demasiado fría y excesivamente racional.

F. A.: ¿Seremos capaces de reconducir esta situación?

E. R.: En la historia del pensamiento existe una transición muy interesante. El siglo XVIII vino a denominarse el “siglo de las luces” que representa el triunfo del racionalismo; se entroniza la inteligencia y se crea la enciclopedia que es el resumen de todos los saberes fruto del trabajo de D´Alambert y Diderot. Es una época en la que destacan tres grandes personajes con tres obras de referencia: “El espíritu de las leyes”, de Montesquieu; “El tratado de la tolerancia”, de Voltaire; y el gran libro de la educación que fue “El Emilio”, de Rousseau. En el siglo XIX se produce un giro copernicano dando lugar a lo que vino a denominarse el “siglo del romanticismo”. Se vuelve a lo contrario: la exaltación de las pasiones, del mundo sentimental, de la afectividad… En el siglo XX,

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