El fracaso en los estudios

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El fracaso en los estudios

Casi todos los acontecimientos son vistos con una óptica psicológica. Ese ángulo siempre ha existido, pero en la actualidad ha cobrado unos matices insospechados. Lo mismo sucede con el fracaso en los estudios.

Vengo sosteniendo desde hace tiempo que mas importante que la inteligencia, son sus factores instrumentales, orden, constancia, voluntad, motivación y la alegría de ver que uno es capaz de vencerse y ponerse metas y cumplirlas. Naturalmente hacen falta unas mínimas condiciones de salida en lo que atañe a la inteligencia. Mi experiencia de médico y de profesor universitario es que una persona con voluntad llega en la vida mas lejos que una persona inteligente. Y esto lo vemos, de entrada en todo el inmenso panorama del estudio, ya que éste es un termómetro que registra muchas cosas concretas de la conducta de un joven. Muchos que han abandonado sus estudios , se han dado cuenta después, de que su problema no era de cabeza, sino de método. “Comprender tarde es no comprender”.

“Educar es enseñar y grabar en la conducta aprendizajes y esquemas de referencia positiva, que eleven el nivel de ese sujeto, haciéndolo cada vez mas personas”. Cada uno se educa a si mismo a través de sus experiencias personales. La vida enseña mas que muchos libros. La vida es la gran maestra. Lo que sucede es que en ocasiones, ese conocimiento es tardío y ya solo va a tener aplicaciones inmediatas.

Los trabajos de investigación sobre este tema pone de relieve que de entrada hay que establecer unas premisas sobre que tipo de niño o adolescente tenemos delante. Ahí entran de lleno los “test”. Pruebas estandarizadas que miden la capacidad intelectual, el pensamiento abstracto, las aptitudes, el tipo de personalidad, las formas de reacción ante los mas diversos estímulos… Todo ello se esquematiza en un “inventario de test”muy amplio que tiene una enorme utilidad. Pues bien, muchos fracasos en los estudios primarios, secundarios y universitarios, no se deben tanto a la falta de inteligencia o de capacidad mental como a falta de voluntad; déficit claro en los instrumentos de ésta; orden, constancia, disciplina, así como en sus relaciones familiares y en las que éstos tienen con su medio ambiente y profesores. Un maestro que sabe estimular a sus alumnos y deposita en cada uno de ellos su confianza, será ,as fácil que obtenga buenos resultados, que aquel otro frío, distante y mas crítico, que no sabe llevar un espíritu de lucha y esfuerzo a su alumnado.

Al animal no se le educa, sino que se le adiestra. Recordemos los experimentos de Koheler con monos: la inteligencia animal se mueve solo dentro de un cierto entrenamiento de conducta relativamente simple.

Un alumno desadaptado a su colegio o que no ha sabido encajar bien en la Universidad, puede manifestarse de muy diversas formas. Es frecuente el “bloqueo para aprender”, que consiste en una especie de incapacidad para captar en clase lo que allí se dice, en otras ocasiones se trata de un “bloqueo afectivo”: muchas veces los hijos de padres separados, que tienen un mal troquelado sentimental, rinden menos y se muestran traumatizados por la situación de sus padres; en otros casos hay que analizar que hay detrás de eso; de igual modo, las “conductas agresivas y de oposición” pueden acarrear problemas de cara a conseguir un rendimiento adecuado. La labor del psicólogo y del psiquiatra tiene en estas situaciones un papel decisivo.

No existe el niño sin voluntad, salvo que se trate de una enfermedad física o intelectual grave o que los problemas familiares hayan hecho mella en él o que en su ambiente familiar el tema de la voluntad ha estado muy abandonado. Adquirir voluntad es un asunto dependiente de haber sabido aplicar una buena pedagogía.

Tanto los fracasos en los estudios, como los jóvenes con “dificultades” necesitan una asistencia psicológica que les ayude a superar su situación. Estos fallos suelen reflejar algo negativo que se mueve por debajo y alimenta toda esa conducta negativa. Lo esencial es “comprender donde nace el problema y como se ha ido gestando”. Puesto que la meta no es solo que estudie mas y mejor, sino equilibrar su personalidad, que mejoren sus relaciones familiares y de compañerismo, que sienta el gozo de su esfuerzo al ver que avanza en distintos planos de su vida.

Toda pedagogía es ciencia y arte a la vez. Pero es esencial tener educada la voluntad, lo cual se va llevando a cabo poco a poco, a través de pequeños ejercicios diarios; así se va llegando a la costumbre de vencerse, en cosas en apariencia pequeñas, pero que tienen su importancia.

“La voluntad para el estudio debe ser fomentada desde la infancia, haciéndola atractiva y siendo los padres sus principales impulsores”. Pero cada niño tiene sus particulareidades. Decía Madame de Maintenon que “es necesario observar el humor y la capacidad de cada niño y después comportarse según ese modo natural,…” Hoy existen muchas teorías sobre el aprendizaje. “La pedagogía es una ciencia que ayuda a la educación y favorece la enseñanza; es también un arte que predispone a un mejor aprendizaje, mediante teoría y ejemplos atractivos”. Ciencia y arte forman un binomio. Si sabemos sacarle partido a los fracasos, tendremos bien aprendida la lección, rectificando errores y corrigiendo lo que no ayuda en cualquier forma de aprendizaje. Los conflictos educativos y sus teorías son la evolución de las ideas con el paso de los años.

Prof. Dr. Enrique Rojas

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